El pasado 28 de abril, millones de personas en España, Portugal y el sur de Francia vivieron un apagón eléctrico sin precedentes. Aunque las autoridades descartaron un ciberataque como causa principal, este evento ha puesto de relieve la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras críticas y la urgencia de reforzar nuestra ciberresiliencia.

¿Qué ocurrió el 28 de abril?

El corte de suministro y su propagación

Según informes oficiales, el apagón se originó por una pérdida súbita de demanda eléctrica, seguida por la desconexión del sistema eléctrico ibérico de la red europea. En apenas segundos, varias plantas dejaron de operar, y los sistemas de distribución no lograron equilibrar la carga a tiempo, provocando la caída masiva.

¿Fue un ciberataque?

Hasta el momento, no hay indicios concluyentes de que el apagón haya sido provocado por un ataque cibernético. Sin embargo, las similitudes con ataques a infraestructuras en otros países (como el caso de Ucrania en 2015) nos obligan a reforzar nuestros protocolos de seguridad preventiva.

¿Están preparadas nuestras infraestructuras críticas?

La necesidad de planes de continuidad robustos

Los sistemas eléctricos, de transporte y comunicaciones dependen hoy de estructuras digitales que pueden ser objetivos de alto valor para actores maliciosos. Aunque el fallo del 28 de abril fue técnico, este tipo de eventos revelan qué tan preparados estamos para ataques reales.

Puntos clave a evaluar:

  • Protocolos de contingencia y recuperación ante incidentes.

  • Monitorización continua de entornos OT (tecnología operativa).

  • Colaboración entre operadores privados y administraciones públicas.

Ciberresiliencia en tiempos de crisis

La ciberresiliencia no solo implica evitar ataques, sino asegurar que los sistemas puedan responder, adaptarse y recuperarse rápidamente ante cualquier tipo de incidente. Este apagón demostró que muchas infraestructuras aún dependen de sistemas frágiles, sin redundancias o respaldo automatizado.

¿Cómo afectó el apagón a los servicios esenciales?

Transporte: colapso en redes urbanas

Metro, trenes y semáforos quedaron fuera de servicio en varias ciudades. En Madrid, se reportaron más de 200 incidencias de tráfico en una hora.

Comunicaciones: caída parcial de redes

Varias operadoras sufrieron interrupciones en servicios móviles, mensajería y datos. Aunque algunas redes 5G resistieron, el apagón dejó incomunicados a miles de usuarios, afectando incluso llamadas de emergencia.

Lecciones aprendidas para la ciberseguridad

Fortalecimiento de infraestructuras críticas

Este evento debe servir para impulsar medidas como:

  • Segmentación de redes IT/OT.

  • Evaluaciones de riesgo integrales.

  • Auditorías de seguridad energética.

Simulacros y formación

Es vital implementar simulacros periódicos en infraestructuras críticas para evaluar respuestas ante apagones, ataques o catástrofes. Además, la formación del personal técnico y directivo debe incluir protocolos ante interrupciones digitales.

Coordinación público-privada

Una de las principales debilidades observadas fue la falta de coordinación inicial entre entidades. Es esencial desarrollar canales seguros de comunicación entre gobiernos, proveedores energéticos y empresas tecnológicas, así como marcos regulatorios claros para gestión de crisis.

Conclusión: ¿una oportunidad para anticiparse?

El apagón del 28 de abril no solo dejó ciudades a oscuras, sino que encendió las alarmas sobre lo poco preparados que estamos ante situaciones críticas. Desde Cybereop, creemos que este es el momento de replantear la seguridad de nuestras infraestructuras, actualizar nuestros planes de continuidad y fortalecer una cultura de ciberresiliencia real.