La inmersión en el mundo digital es una realidad empresarial indudable. Y tras la puesta en vigor del Reglamento General de Protección de Datos, donde se exige una actitud proactiva para la salvaguarda de los datos personales de nuestros clientes y visitantes, ya no es solo una cuestión de futuro, o una actitud meramente opcional.

La ciberseguridad ya forma parte de nuestra empresa, y no es algo que podamos evitar.

Una ciencia compleja

No nos vamos a engañar: la ciberseguridad es un tema profundo, complejo, que requiere de una formación y preparación suficientes como para poder abordar todos sus aspectos.

Si bien la prevención a nivel usuario u operador de terminal es asequible para cualquier empleado en plantilla, sea cual sea su nivel de conocimientos técnicos, es muy diferente la capacidad necesaria para diseñar, implementar y supervisar todas las operaciones en elementos susceptibles de ser atacados o que representan un valor crítico para la salvaguarda.

¿Es necesario contar con profesionales especializados en plantilla?

No es para nada una pregunta baladí. Dada la confidencialidad inherente a la información que más queremos proteger, parece que la externalización puede resultar un riesgo en sí misma.

La solución a esta cuestión pasa por entender el peso de la ciberseguridad en toda su amplitud, y cómo funciona realmente la implementación de las medidas oportunas.

La solución a esta cuestión pasa por entender el peso de la ciberseguridad en toda su amplitud, y cómo funciona realmente la implementación de las medidas oportunas.

Hay que entender el tremendo alcance que puede tener un acto criminal tan sencillo como una filtración de nuestra base de datos de usuarios. No solo el desprestigio que supone, sino las responsabilidades legales que conlleva, y lo que nos puede costar.

La máxima prioridad es fortalecer nuestros sistemas.

Y para conseguir que nuestras redes, procesos, ordenadores, dispositivos, bases de datos, servidores, sistemas de copia, almacenamiento externo, terminales… estén protegidas, vamos a necesitar muchos recursos.

Estos recursos externalizados suponen un gran alivio en cualquier presupuesto. En concreto:

  • HARDWARE: La implementación de medidas de seguridad preventivas y activas requiere de potencia de hardware. Tanto los sistemas de backup de datos, como servidores de control, proxys, etc. requieren de una inversión en hardware que debe ir renovándose cada cierto tiempo. En el caso de externalizar la ciberseguridad, es muy posible que no tengamos que adquirir determinado hardware necesario para ello.
  • RECURSOS HUMANOS: Sin lugar a dudas, este es el factor clave, y el más costoso. Encontrar hoy día expertos en ciberseguridad baratos es una utopía. Más que nada, porque la preparación formativa necesaria es muy alta, y porque también son profesionales muy demandados. Es más, la ciberseguridad es un campo multidisciplinar, y es muy posible que necesitásemos más de un profesional. Para una gran corporación es algo posible, pero para pymes es impensable, e ilógico.
  • SOFTWARE: El software especializado es caro, y es necesario saber utilizarlo, mantenerlo y renovarlo. Disponer del mismo en nuestra pequeña o mediana empresa para realizar tareas de control, protección y monitorización es un gasto que encima va asociado al de recursos humanos (de nada sirve tener el software sin el profesional que debe manejarlo).
  • UBICACIÓN: La localización física de los datos es un apartado importante que a veces se pasa por alto. Por ejemplo, por muchos motivos, no suele ser recomendable tener la información vital de nuestra empresa y sus copias en el mismo edificio o nave industrial. ¿Qué sucedería si ocurriese un incendio? La externalización soluciona este aspecto al proponer un diseño con redundancia en diferente localización, o backups de alta seguridad.
  • EXPERIENCIA: No es lo mismo planificar y gestionar la ciberseguridad de una empresa, que la de decenas, o cientos. Los casos, estructuras, eventos, soluciones… se multiplican exponencialmente, posibilitando la experiencia y aprendizaje efectivos para abordar situaciones nuevas, y aplicar las soluciones de esos casos en otras empresas. Ese conocimiento instrumental solo llega a través del estudio práctico de muchos incidentes.

Conclusión

La externalización de los servicios de ciberseguridad no solo es un paso muy atractivo de cara al presupuesto, sino que proporciona innumerables ventajas, casi imposibles de obtener en una pequeña o mediana empresa, o incluso en compañías de mayor envergadura.

Eso sí, es necesario elegir correctamente a la empresa que se encargará de la buena gestión de nuestros datos. Exigiremos siempre profesionalidad, seguridad estricta en su tratamiento y operaciones, certificaciones, máxima confidencialidad y capacidad demostrada.