Las brechas y problemas de ciberseguridad cada vez son más frecuentes, de hecho el pasado 2017 fue el peor en lo que se refiere a seguridad informática. El ratio de problemas e incidencias fue sustancialmente superior a los cuatro años anteriores.

Según la información cedida por AIG, el 26% de las incidencias acontecidas en 2017, estaban estrictamente relacionadas con el virus conocido como ransomware. Un sistema que obstaculiza el acceso de los usuarios a sus sistemas y exige un pago para eliminar las restricciones. Se trata de una cifra escalofriante y más aún si lo comparamos con el 16% que se registró entre los años 2013 y 2016.

Existen muchos factores y causas por las que se dan incidencias relacionadas con la pérdida o la sustracción de datos. Sin embargo, los analistas concluyen que el hacker continúa siendo una figura fundamental dentro de este tipo de brechas a través de métodos como accesos no autorizados así como delitos y fraudes de suplantación de identidad. Además, otro de los factores que mayor protagonismo cobran en este contexto, es el error humano y la falta de concienciación o formación al respecto. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los sistemas y softwars de ataque están evolucionando cada vez más rápido, por lo que cada vez las interacciones necesarias que el usuario debe realizar para recibir un ataque son menores. De hecho, así lo demuestran las estadísticas: El número de notificaciones relacionadas con negligencias de los usuarios descendió un 7% durante el pasado año. Así lo confirman los especialistas del AIG encargados de atener directamente a los afectados por este tipo de problemas de ciberseguridad lo cual apunta al llamado "efecto escalada" en la pérdida de datos. Por último, los objetivos de tipo económico en estos fraudes quedan patentes al comprobar que los servicios de tipo de financiero y profesional se han convertido en el blanco de este tipo de agresiones y ataques.